Desde que tengo memoria, siempre me ha gustado escribir, aunque no lo haga del todo bien siempre lo he hecho, pero nunca había escrito una historia... & ésta es la primera, la que me incitó a escribir más(:
Mi mejor amigo. Eso es lo que el creía que representaba para mi… que equivocado estaba. Íbamos en el mismo colegio y nos conocimos el primer día de 4to semestre, el mejor día de mi vida hasta ahora.
La peor parte de mi vida comenzó cuando íbamos caminando juntos hacia mi clase de Inglés, el siempre me acompañaba y ¡Dios!, cuanto amaba yo eso…
-…entonces fue cuando ella me dijo que ¡quería conocerte!, ¿Puedes creerlo?- dije con un tono de voz demasiado indignado.
- ¿y se puede saber que le dijiste?- contestó con mucha curiosidad para mi propio gusto.
- Um… solo que algún día los presentaría- ajá! No…eso nunca pasaría- Daniel? Heeey! Daniel?- No es que el no me estuviera prestando atención… el tenía una idea en mente, una dolorosa idea para mi.
- Sabes Mel?, creo que esa podría ser una muy buena idea- contestó después de unos segundos mientras me abrazaba con esa sonrisa, no, con la sonrisa, con mi sonrisa favorita, esa que solo hacía inconscientemente cuando se le ocurría algo.
- ¿Acaso te has vuelto loco?- pregunté con una cara de horror- Dime que no estás hablando en serio…
-¿Por qué no?, Oh vamos! Melissa te voy a querer más si lo haces- dijo interrumpiéndome, maldito chantajista!- Además creí que Caro te caía bien- esperen..que?, acaba de decir que Carolina me caía bien?
- Sabes que eso no es cierto!- Por Dios! No podía estar hablando en serio.
- ¿Qué te ha hecho?- Pregunto con esa cara de inocencia que ni el se creía, trataba de convencerme y yo sabía perfectamente que cedería… lo sabía!
- Nada… solo la odio.- Ok no me había hecho nada…pero era realmente, insoportable.
- Por favor Melissa!
-Espera… ¿Por qué tanta insistencia?- El nunca se portaba así… raro, muy raro.
- Porque… porque… - ok eso estaba muy sospechoso- Es bueno conocer a mas personas, ¿No crees?- No, no lo creía. Estaba idiota si pensaba que yo me había creído eso.
-Esta bien, pero me debes una- dije apunto de llegar a mi salón.
¡¿Qué?!, o Yo era la idiota ó me había vuelto demasiado ingenua… voto por la primera opción. En ese momento tocaron el timbre para entrar a clases y se despidió de mí con un beso en la mejilla y un… “eres la mejor, te quiero”, haciéndome la chica más feliz de toda la preparatoria.
Así fue como comenzó todo, los presenté a la semana siguiente, después de tratar por cielo y tierra de que esos dos no se toparan…hasta que sucedió lo inevitable. Daniel y “Caro” hicieron clic al instante, juró que pude escuchar el sonidito de un broche siendo cerrado en ese instante, desde ese mismo momento me sentí excluida.
Estábamos en la cafetería cuando me dí cuenta… me dí cuenta de que sin tenerlo ya lo había perdido, fue un día de Enero que dejamos de ser dos para ser tres, cuando empecé a compartir esa sonrisa que yo tanto amaba, cuando deje de ver esos ojos cafés que adquirían un brillo especial-solo para mi- cuando estaba feliz, y un día soleado de Marzo cuando perdí todo eso, cuando me entere de que eran novios, cuando llegaron tomados de la mano a la escuela… cuando él llego a mi casa a contarme todo con detalles, cuando yo fingía una estupida sonrisa y me percate de lo egoísta que yo era.
Empezaron a salir juntos…sin mi, obviamente, y no es que yo tuviera muchas ganas de ir con ellos...de ver cuando se besaban, de escuchar cuanto se querían. ¡No! yo no era masoquista; Por mi salud mental yo debía alejarme, y así lo hice, deje de frecuentarlo, dejamos de llamarnos cada noche, dejo de acompañarme a mis clases y lo que más me dolió, fue que a el no parecía importarle, creo que ni siquiera lo notó.
Pasaron tres meses, cuatro, cinco… y todo seguía igual, podíamos pasar uno al lado del otro y ni siquiera nos saludábamos. Por su parte ni siquiera me volteaba a ver, por su parte…solo existía Carolina, por consecuencia…deje de existir para el. Yo hice más amigos, salía con ellos, me divertía… seguí con mi vida, no me hundí en depresión más de un mes, pero nada era igual.
Yo aun lo quería, creo que mas que cuando lo conocí, lo extrañaba demasiado… extrañaba ver sus hermosos ojos cafés, su corto cabello negro, extrañaba ponerme de puntitas para despedirme de el con un beso en la mejilla, extrañaba platicar con el, extrañaba todo, como una maldición… estaba todos los días en mi mente, en mis recuerdos, en mis fotos, ¡Maldita sea! Lo extrañaba tanto… y nunca llore, ¡nunca! Hasta ese día… ese maldito día en que nos graduábamos, ese sería el ultimo día que lo vería, ¿Cómo es que no me había puesto a pensar en eso?, Yo había podido seguir todo ese tiempo, porque aunque no habláramos… yo podía verlo pasar, podía verlo feliz, podía ver esa sonrisa que aunque ya no era solo para mí… seguía siendo la sonrisa.
Ese día mi corazón volvió a latir por 3 escasos minutos, estaba hablando con mi profesora de Lectura cuando lo escuche, cuando lo vi...
-Mel?- nunca mi nombre había sonado tan bien, me volteé y sentí un vértigo… me sentí mareada.
-¿Sí?- Bravo Melissa! Que inteligente de tu parte!; cuando en eso, de verdad lo vi… tenía lagrimas en el rostro, No! el no debería llorar…
-¿Cómo estás?- preguntó, no soportaba verlo así, el estaba triste, inmensamente triste…
-Estoy… Daniel, ¿Qué te pasa?, ¿estas bien?- ¡idiota! Me gritaba en la mente, obviamente no estaba bien, pero moría de nervios.
-Eso no importa… ¿Tu cómo estas? Contéstame por favor- Me dijo con un tono suplicante. ¿Por qué no me quería decir?, Oh si… tanto tiempo después tenía que perderse la confianza, ¿no?
-Estoy bien, muy bien- Dije con una enorme sonrisa. No mentí, en ese momento estaba perfectamente bien, por que el estaba hablándome, que egoísta era...el estaba llorando y yo estaba feliz.
-Bien, eso es todo lo que importa- dijo dándome una hermosa sonrisa, triste…pero hermosa igual. Entonces me dio un beso en la frente y se fue, así… sin más.
Después de 1 año seguía preguntándome él por que de su llanto, y mordiéndome las uñas mientras me ponía a pensar en el que hubiera pasado si yo no hubiese sido cobarde y le hubiera dicho lo que sentía, pero ya nada de eso tenía sentido, por que lo había perdido para siempre.
Deje de pensar en el, sabía que si lograba olvidarlo…dejaría de amarlo y eso era lo que yo quería, dejar de amarlo como lo hacía, dejar de hacerme esperanzas de encontrármelo algún día en la calle… que llegara y me abrazara y me dijera que me había extrañado tanto como yo a él. Pero, ¿a quien engañaba?, nunca pude olvidarlo, nunca podría. Aunque llegue a creer en que no me había equivocado con eso de que no podría olvidarlo pero sí dejar de amarlo. Tonta.
Me mude a otra ciudad, y lo único que esperaba de eso era empezar de nuevo; y en la Universidad conocí a Martín y creo que funciono porque se ganó mi corazón. Mi torturado corazón que se quebró tan pronto se recuperó y murió tiempo después junto a la persona a quien amé por primera vez, mi primer amor…
Era Navidad y regrese a la ciudad que me había visto crecer, en esas fechas que se supone debería ser solo amor y felicidad fue que me entere, ¡¿Por qué nadie se había tomado la molestia de decírmelo?! Daniel… mi Daniel había fallecido. ¡Había fallecido!, en ese momento no pregunté ¿Cómo?, ¿Por qué?, ¿Cuándo?, esas y muchas preguntas más no tenían importancia.
Llore… llore hasta que me dolieron los ojos, hasta quedarme sin aire.
Grite… grite hasta quedarme sin voz, hasta darme cuenta que eso no serviría de nada. El no regresaría, el me había dejado! Por segunda vez el me había abandonado, me había dejado sola!, ¡completamente sola!, el había muerto, se había ido, toda esperanza e ilusión se habían ido junto con él… ¡y yo seguía siendo una egoísta! El había muerto y yo seguía pensando eso. ¡Egoísta!, egoísta… mil veces egoísta.
Supe que la causa fue una sobredosis, que se había ido por el camino equivocado, que después de la graduación no volvió a casa, que tiempo después regresó siendo otro, que ya no sonreía, que sus ojos perdieron el toque expresivo que tenían, que trataba de olvidar sus recuerdos con alcohol, que se ahogaba en sus penas, que ya no le importaba nada, lo peor de todo…que fue su decisión.
Yo me sentía mal, no... No había palabra para describir como me sentía, la mitad de mi vida había dejado de existir para siempre, Tal vez si yo hubiera insistido, si le hubiera preguntado más veces que le sucedía ese día de la graduación, si yo lo hubiera buscado, si no le hubiera dejado de hablar, si tan solo no me hubiera enamorado de el… si no le hubiera contado lo que Carolina me dijo… Tal vez, solo tal vez el y yo estaríamos justo ahora sentados en nuestra banca en el parque cerca del colegio regalándome una sonrisa, no me importa cual yo solo quisiera ver su sonrisa de nuevo, Quizás fue obra del destino, si es que el destino existe… o quizás el ha dejado de sufrir por lo que fuera que le causaba dolor y ahora está mejor, quizás después vuelva a ver ese hermoso rostro, tal vez o quizás si exista algo después de la muerte, y pienso que el estará esperando por mí, y no importa donde, así sea el mismo infierno… será perfecto mientras el esté ahí también.
Pero para eso tendría que pasar mucho tiempo, muchas lágrimas y siendo honesta no tengo idea de si soy lo suficientemente fuerte, no tengo idea de si valga la pena esperar toda una vida para luego descubrir que viví con falsas esperanzas de verlo, porque ni siquiera tengo la mínima idea de que él este en ése “después”, ¿Quién me asegura que el “después” existe?, Y si en verdad existe… ¿Para que esperar tanto si puedo ir ahora?, Ya se…Tal vez si sea una egoísta al no pensar en las personas que “me aman y me rodean”, o por lo menos eso escuche alguna vez en la estúpida televisión, pero… ¿Acaso no soy más egoísta al hacer sufrir a esas personas que me aman al verme llorar? Al ver como me consumo un poco más cada día?
Entonces, tomada la decisión me dirijo a la mesita de noche de la recamara en la que he pasado las ultimas dos semanas forzando a mi mente a encontrarle un poquito de sentido a mi vida y saco mi fotografía favorita…Sí, con Daniel. Me siento sobre mi cama y escribo atrás de la foto con mucho cuidado para que mis lágrimas no arruinen las letras marcadas con plumón.
“No se preocupen por favor. Estaba bien, simplemente ahora estoy mejor. Los amo y Perdón. “
Coloco la foto sobre mi almohada y de nuevo me acerco al cajón, pero esta vez para sacar la pequeña navaja que papá me dio para mi propia “protección” cuando entre a la preparatoria; Mientras tanto hablo con Dios y no le pido que me perdone, solo que me comprenda; y me pregunto a mi misma si a Daniel le dolió tanto como me duele a mi. En todos los sentidos.
Empiezo a sentir el cálido líquido sobre mi, y el olor me empieza a marear, pero dejo de pensar en eso y me ocupo en llenar mi mente con imágenes de su perfecta sonrisa, su hermosa mirada, sus largas pestañas, su brillante cabello negro, su boca, su recta nariz… y me lleno de ansiedad por resolver mis preguntas del “después”, por verlo, por que ojala encuentren mi nota dentro del drama que seguro esta por pasar, por el método drástico y teatral que tome, por el poco tiempo, por el sentimiento que empieza a inundar mi pecho, ese sentimiento que dice que me estoy equivocando y por la voz que me grita a lo lejos que no me quiso tanto como yo a el, pero le digo que se calle, que se vaya, que no me importa… porque pensándolo bien si el “después” no existe me librare de una vida totalmente sin sentido, vacía e infeliz, y si en verdad existe, el mismo paraíso me espera. Así que… ¿Tengo algo que perder?, Mucho; Pero soy una cobarde y la idea de volverlo a ver tan tentadora, Es fácil, Es rápido, Es solo cuestión de cerrar mis ojos y dejarme ir…Daniel. Daniel. Daniel.